Esta exposición realiza una mirada histórica a partir del urbanismo y la arquitectura, y sobre las principales características del Plan Cerdà de Barcelona, para poner de relieve la vigencia y la actualidad del proyecto. La exposición propone un itinerario que intenta ilustrar al público general de qué forma el proyecto de Cerdà ha permitido a la ciudad de Barcelona soportar los máximos estados de tensión que ha sufrido en algunos momentos de su historia, así como adaptarse a las transformaciones que la propia ciudad ha vivido, como, por ejemplo, la transformación de la ciudad industrial en una ciudad de servicios.
Con el asesoramiento de expertos en la obra de Cerdà y con el apoyo de maquetas y documentación gráfica creada específicamente para la exposición, “Cerdà, 150 años de modernidad” analiza cada uno de los elementos más singulares de la obra de Cerdà: la manzana como unidad fundamental de la ciudad, los interiores de manzana como los espacios de independencia urbanos; la relación entre la altura del edificio y la anchura de las calles para garantizar la salubridad; el chaflán como espacio de confluencia de movimientos; el diseño de la calle con redes de servicios y de transportes que permitan su mantenimiento de forma compatible sin alterar el movimiento de flujos, por citar algunos ejemplos.
Asimismo, a lo largo de 2010 se estrenará el audiovisual que recoge y desarrolla con mayor amplitud los 12 clips de vídeo producidos específicamente para esta exposición.
Este audiovisual, dirigido por Rosa Vergés y producido por Diagonal TV, tiene por objetivo hacer sentir el proceso de una utópica vida de ciudad. La que se planteó hace ciento cincuenta años y que es muy estimulante. No se trata, por lo tanto, de un culto a la memoria ni tampoco pretende hacer arqueología del pasado. Los parámetros de convivencia y de acogida, en la pluralidad de la vida barcelonesa en la actualidad, serán desvelados como un sueño de futuro a partir de la personalidad de una ciudad que se ha acomodado después de los años en su Eixample. Se propone una visión cotidiana, una inmersión en el uso personal y social de la ciudad. Mezclando, tal y como proponía el propio Cerdà, varias capas sociales.